domingo, 24 de junio de 2018

El carpintero de mi Taller.

 Es prácticamente imposible que una sola persona sea la responsable de las publicaciones de un blog. Los que escribimos uno lo sabemos muy bien. Con frecuencia, se involucra a la pareja, padres, hermanos ó a algún amigo. En el caso de los blogs de moda, se necesita a alguien que haga las fotos, si se decide hacer de diseñadora y modelo a la vez. Hasta los que todavía no saben ni hablar se ven involucrados en el blog, mostrando ropa infantil. El whatsapp ha visto muchas fotos que terminan en un blog.
 Indirectamente también buscamos el tiempo de los demás. Son lo que yo llamo, cariñosamente, "empresas auxiliares", donde se encuentran los técnicos informáticos (mi moreno es mi mano derecha), críticos pre-publicación, estilistas, publicistas, diseñadores gráficos (mi hermana y su extraordinario lettering), y proveedores de ideas y de materiales para nuestros trabajos. En el apartado "materiales" destaca mi primo Juanfran.
 Juanfran es como esas empresas de decoración que trabajan todos los gremios, aparte de su propio trabajo como militar. La caja de herramientas es otra maleta más cuando van de viaje, nunca se sabe cuándo vas a necesitar un destornillador. Lo recuerdo con el mono de faena todo el día, vale para cualquier "chapu". Yo creo que es de esas personas que sólo hay una al siglo.
 Pero lo que amplía mi sonrisa cuando pienso en Juanfran es su maravilloso humor de aries. Pocos podrían presumir de unos comentarios tan ingeniosos e inteligentes como los suyos, llegando a producir la típica risa llorosa. Es autor de frases de tremenda ironía cómica, mostrando una notable agudeza en la descripción de ciertas situaciones.
 No puedo recordar cuando lo conocí, y tengo que pensar para decir que, en realidad, no es mi primo, sino el marido de mi prima Taty. Para mí, Juanfran ha estado en casa desde siempre, sin destacar, porque nunca ha hecho mucho ruido, con la boca, pero con el trompo... Era tan pequeña que no soy consciente de haberle preguntado, como así afirman los demás, que cuándo iba a terminar la mili. Siempre me trató con un inmenso cariño, no lo vi enfadado nunca, a pesar de tener a todas horas a dos niñas pequeñas corriendo por su piso de recién casados. Para nosotras era casa también, sólo que en el sexto en vez de en nuestro piso de la primera planta del mismo bloque. Y además tenían un perrito... 
 Aún repito en mi cabeza las conversaciones con Él sobre mi forma de ser, cómo interpretaba mis manías, mi costumbre de morderme las uñas o cuánto le extrañaba lo que tardaba en el baño. Por ésto y porque me puso el brazo de la ducha, me acuerdo mucho de él en el baño de mi casa. 
 Me quedaba embobada viendo los bocadillos flauta que se hacía de atún y tomate natural, ¡y no se le caía nada por los lados! Cómo me gustaba ir con ellos en el R5 azul por Sierra Espuña. La de veces que he hecho de hija sin serlo. Alquilaban una casita para veranear en Cabo de Gata y allí estaba yo, a desayunar las galletas que quisiera mientras veía a Juanfran "cocinando" plomo para sus cañas de pescar. Y si estaba en la casa que alquilaba mi Madre, siempre tenía que ir a su casa a algo. Una vez, corrí la cortina de tiras de la puerta y me frenó que tenían visita. Sin saber cómo escapar, yo, que no venía a nada, se me ocurrió decir que Taty tenía los mejores melocotones de Almería, que sólo venía a eso. Cogí uno del cajón de la nevera y me fui volando. En Navidad me iba al terreno que tenían, "Las Viñas", y estaba tan contenta allí, aunque nunca entendí por qué había que marear al grupo electrógeno ahora aquí, ahora allí. Yo lo hacía sin preguntar, ellos lo habían decidido y ya está. Se estaba bien con Taty y con Él, ¡lo que nos hemos reído los tres!, me daban paz, y muchas ideas, porque les gustaba el bricolaje, tratar la madera, la pintura... Cómo me gusta la percha del pasillo que Taty me pintó.

 Ellos fueron la segunda visita en mi casa. Y, cuando los vi aquí, tuve la misma sensación que cuando yo estaba en la suya. Y surgieron las ideas de nuevo, pero esta vez para ayudarme en mi gran pasión: los hilos.

 Los mejores instrumentos que tengo en mi taller me los ha hecho Juanfran. Para mí, son los más valiosos e insustituibles de todos los que tengo. ¿Queréis verlos?




 Tablillas con elásticos para sujetar los bolillos durante la labor de encaje de bolillos. No he encontrado otras como las diez que Él me hizo.











 Juanfran consiguió que se pudiera volver a usar un viejo mundillo de sobremesa que utilizaba la Tía de mi moreno cuando era joven. Redecorado por mi Madre, ahora ya frena el rodillo con una palometa lateral de madera que le añadió mi primo.


Mundillo para hacer encaje de bolillos, 
comprado en los años 50.

  Detalle del lateral del mundillo, con la palometa de madera que Juanfran diseñó.

Agujas de ganchillo que Juanfran limó para transformarlas en ganchos de urdir flecos.



Juanfran me envió una postal desde unas maniobras en Toledo, siendo yo una niña.






Tarima para albergar bobinas de hilos de distinto grosor, según mi diseño en la servilleta de un bar. 
Decorado con pintura a la tiza por Ángeles Santigosa, al igual que el siguiente trabajo.

Impresionante Bastidor para bordado, 
de 1,96 cm x 1,16 cm,
¡y sin estrenar!

Gracias, Taty, por traernos a Juanfran.

¡¡ MUCHAS FELICIDADES, JANFRI !!



domingo, 20 de mayo de 2018

El embrujo de Barjac Ombrée.

 Llevaba décadas haciendo bolillos, pero asentada en los mismos conocimientos, sin forzarme a subir un escalón de dificultad. La comodidad, las prisas de la vida y la lógica del trabajo me obligaban a permanecer en el mismo tipo de encaje... Hasta que la vida se tuerce, cuando torcer no significa ir a peor, significa que ha llegado el cambio que necesitabas.

 Tras muchos años discutiendo los patrones en soledad, decidí asistir a unas clases de bolillos diferentes. María Jesús Ruíz me abrió una ventana que no había visto en la pared. Me presentó a las grandes. Nombres que, al principio, me resultaban impronunciables, y que ahora me salen sin pensar. Ella me mostró la grandeza del encaje. Me educó en un protocolo artesanal ineludible para ser la encajera que yo ocultaba involuntariamente. Pero el mérito que Ella tiene marcado en mi formación es el de haber inclinado mi interés hacia un encaje que ni yo misma sabía que quería encontrar. 

 Tras varios tipos de encaje de cinta, pasamos a practicar el tul, en las raíces del encaje inglés. Los diseños de iniciación al Encaje de Bucks me atraparon en los giros de su red básica y en sus formas redondeadas. Después llegó el Encaje de Tonder, más geométrico, pero de interesante técnica. En los ejercicios de Encaje de Chantilly mis ojos ya no podían brillar más. En ese momento era necesario nombrar a Ulrike Voelcker, cuyo trabajo me tiene totalmente abstraída. Su particular visión del tul me invadió sin resistirme. Y fue entonces cuando se derramó sobre mí su pócima más increíble: el encaje de Barjac Ombrée.

 En su libro más admirado, Ulrike narra cómo encontró en un mercadillo un arrugado y olvidado trozo de encaje, de corte alargado y tono oscuro, realizado bajo unas directrices que correspondían a todas y a ninguna de las técnicas de bolillos hasta ahora descritas. Se podría decir que ella sintió que tenía en sus manos el Santo Grial del mundo del encaje. Después de relatar su hallazgo, el texto avanza en el detallado estudio del retal, distinguiendo secciones según el dibujo que se representa, con una minuciosa disertación de cada una de ellas, tratando de encontrar una lógica explicación que sirva de base a su método. El libro concluye con una colección de muestras diseñadas por la propia Ulrike Voelcker, añadiendo las oportunas indicaciones y el patrón para poder tejerlas. 


Tejiendo encaje de Barjac Ombrée con bolillos ingleses de madera de lila y de hueso, torneados por Chris Parsons.

 Aunque la autora expone un glosario de posibles hilos a utilizar, tanto de hilo base como de reseguido, en esta muestra se han empleado hilos que no están incluídos en ese listado. Se trata de la seda negra L12 de O percheiro dos croques y la seda negra del n. 30 de Seta Reale.

  Para una correcta realización del patrón, dibujé en mi cuaderno de encajes el punto de fondo, definido como "Der Grund" por Ulrike Voelcker, pretendiendo alcanzar una familiaridad con tan complicado diseño. Incluso repasé el diagrama de colores para no olvidar ninguno de los constantes cambios de puntos que se producen en el desarrollo del encaje. En esta técnica, los errores son insalvables, precisan volver atrás irremediablemente, bajo la sombra de la posible rotura del fino hilo con el que se está trabajando. Además, es fundamental mantener los bolillos en ordenada secuencia. La fórmula más utilizada para lograrlo es introducir sus anillas de abalorios, conocidas como "spangles" entre las encajeras inglesas, en gigantes imperdibles. El imperdible que aparece en la foto me supera en años. Mi abuelo lo hizo para que mi Madre pudiera tricotar los distintos dibujos en la ropa de la canastilla para mi hermana.

Aparente desorden durante el trabajo.





 Los dibujos de dentro de los motivos alternan zonas "ombrée" con figuras propias del Encaje milanés.
Cada vez que vuelvo a mirar el resultado, no puedo evitar sonreir.



domingo, 1 de abril de 2018

Una ciudad llamada Rosaline.

 Hacer encaje de bolillos bajo la técnica de Rosaline perlada me recuerda a Miranda de Ebro, donde lo aprendí escuchando la suave voz de Ana Isabel Madrigal.
 Ana es una Maestra sin apellido, ya que es capaz de realizar técnicas muy dispares usando hilos de diferente composición. Hoy se dedica a los bolillos y mañana está bordando en oro, como una ilusionista del arte textil.

 Puede ser que anteriormente hubiera visto alguna foto de esta diminuta técnica, sin identificarla correctamente, pero despertó mi interés cuando Ana mostró una flor trabajada por una alumna suya, una labor de absoluta exactitud y reducidas dimensiones. En ese momento lo quise saber todo, y lo único que tenía claro es que había encontrado a quien me lo iba a enseñar.

 Así es como llegué a disfrutar de un fin de semana en una ciudad que perfectamente podría haberse llamado Rosaline, como el encaje, ya que coinciden en coquetería y tamaño, siendo que ambas me impresionaron como un tesoro recién descubierto.

 Cambié el silencio pausado de mi Taller por una docena de voces nuevas, encajeras de primera línea gracias a la batuta de Ana, intentando ser una de ellas. Y volví a casa con tanto aire dentro que ya no me hacía falta respirar.
 De absorber cada palabra que estuve escuchando, obtuve las indicaciones necesarias para poder tejer cada uno de los motivos que componen este ligerísimo encaje, incluso alguna pieza más compleja.


Figura de encaje Rosaline denominada "curl".


Tipos de flores que se realizan en el encaje Rosaline.

Hojas que adornan el encaje Rosaline.

Motivo de encaje de Rosaline perlada, con la flor más frecuente en el centro y su característica perla.
Punzón separador de bolillos de Conchi Pérez.


Pieza en encaje Rosaline conocida como "Jane"
de Judith Cordell.

Inicial de encaje Rosaline
realizada en seda n. 100 de Seta Reale en rojo oscuro.


 Quiero desear unos buenos momentos a las organizadoras y participantes del "Encuentro Anual de Bolillos de Miranda de Ebro", que tendrá lugar el próximo domingo, 8 de Abril de 2018.



domingo, 4 de febrero de 2018

Palillos de bolillos de madera (3).

 Empezar una nueva labor de encaje de bolillos es más que una ilusión desde que se plantea, bien sea porque tenemos un patrón a realizar ya en casa, o porque se nos presenta un reto incluido en una revista, o buscando otros materiales en un encuentro de bolillos. Preparar todo lo que vamos a necesitar para nuestro trabajo forma parte de ese arte de hacer encaje de bolillos.

 Uno de los apartados a tener muy en cuenta es la elección de los palillos de bolillos. Ya hemos comentado aquí los distintos factores que condicionan la selección de unos palillos o de otros. Podemos afirmar que los palillos de bolillos deberían ser los últimos en la lista de los materiales de nuestro nuevo trabajo.

 A continuación os muestro algunos de los palillos que utilizo para hacer mis encajes.

Palillos de bolillos ingleses, en madera de bajo peso, para encajes hechos con hilos muy finos, como los distintos tipos de tul. Las encajeras inglesas introducen una anilla con abalorios en un agujero que posee en su parte inferior para evitar que el bolillo gire libremente durante su uso. 
Bolsa de rayas confeccionada por Merche GS.

 Palillos de bolillos belgas de Brujas para encaje de Binche, en madera de Boj, y miniaturas de palillos de bolillos en madera de Boj para mundillos de viaje.




  Palillos de bolillos en madera de Boj. A la izquierda, cortos y en punta, y a la derecha, largos y rectos, todos tratados con pintura a la tiza por Ángeles Santigosa.